CARMEN DE BURGOS
Carmen de Burgos y Seguí (Almería, 10 de diciembre de 1867 – Madrid, 9 de octubre de 1932) fue una periodista, escritora, traductora y activista por los derechos de la mujer española, también conocida como Colombine. A lo largo de su carrera firmó con seudónimos, como«Gabriel Luna», «Perico el de los Palotes», «Raquel», «Honorine» o «Marianela». Perteneciente a la generación del 98, se la considera la primera periodista profesional en España y en lengua castellana por su condición de redactora del madrileño Diario Universal en 1906.
Escritora, periodista y
pedagoga. Bautizada en la Iglesia Parroquial de San Pedro (Almería) con los
nombres de María del Carmen, Ramona y Loreta, nació al amanecer del día 10 de
diciembre de 1867 -algunos autores sitúan la efeméride en 1873 o 1876- en
Rodalquivir, municipio de la citada provincia. Era hija de José Burgos
Cañizares, propietario y vicecónsul de Portugal en Almería, y de Nicasia Seguí
Nieto.
Se casó muy joven, «en
contra de la voluntad de su padre», a los dieciséis años, con Arturo Álvarez,
hijo del gobernador de Almería, instalándose en aquella capital. Allí, por
primera vez, entra en contacto con el mundo gráfico colaborando en la Almería
Bufa. Problemas matrimoniales y la muerte de su hijo (de los tres que tuvo
sólo sobrevivió su hija Maruja), la llevaron a Madrid abandonando el domicilio
conyugal. Así describe estos primeros momentos su compañero sentimental, el
escritor Ramón Gómez de la Serna: «Carmen vino a Madrid a rehacer su vida, sin
recursos, con su hija en brazos (…) Carmen, con su sombrerito triste y con su
hija siempre en brazos» y «en medio del escándalo provinciano».
Tras el divorcio, decidió
estudiar magisterio como alumna libre, al mismo tiempo que se iniciaba en el
articulismo. Según datos oficiales ingresó en la Escuela Normal de Maestras de
Guadalajara en 1901. En 1905 consiguió una beca para ampliación de Estudios en
el extranjero y en 1907 fue comisionada para desempeñar la Cátedra de Economía
Doméstica en la Escuela de Artes e Industrias de Madrid. Ese mismo año se
traslada a la Escuela Normal Superior de Maestras de Toledo (sus biógrafos
coinciden en que fue un castigo impuesto a causa de un artículo publicado en el
Heraldo de Madrid que no gustó a la autoridad académica). Allí “sobrevivió”
hasta 1909, año en que se trasladó a Madrid como auxiliar de la Sección de
Letras en la Escuela Normal Central de Maestras, al mismo tiempo que
desempeñaba la Cátedra de Economía Doméstica en la Escuela Superior de Artes
Industriales.
Comenzó a trabajar
como periodista en el Heraldo de Madrid, pero se trasladó al Diario Universal.
Allí escribía la columna semanal Lecturas para la mujer, donde debía aconsejar a las amas de
casa sobre la belleza y el hogar. No obstante, De Burgos aprovechaba para introducir ideas feministas
y de sufragio universal femenino, por lo que se vio obligada a esconder
su identidad en muchas de sus publicaciones bajo seudónimos, el más popular
fue Colombine. Ella misma
vivió las desigualdades que sufrían las mujeres a diario. Se mudó a Madrid
junto a su hija tras aprobar las oposiciones a profesora y divorciarse de
Arturo Álvarez Bustos, un periodista con quien se había casado a los dieciséis
años en Almería, su provincia natal.
Recibió el apodo de ‘la divorciadora’ al publicar el
artículo El club del divorcio (1904) en el que decía: ‘Me
aseguran que muy en breve se fundará en Madrid un Club de matrimonios
mal avenidos con el objeto de exponer sus quejas y estudiar el
problema en todos sus aspectos, redactando las bases de una ley de divorcio que
se proponen presentar en las Cámaras’. Generó mucha controversia, pero no tanto
como El divorcio en España,
lo que ella denominó ‘un libro colectivo o social’. Con este ensayo pretendía
abrir un debate acerca de si era necesario
o no regular legalmente el divorcio en España. La primera parte recopila
la opinión que solicitó a algunos escritores como Pío Baroja, Vicente Casanova
o María de Echarri. La segunda cuenta con las opiniones de algunos lectores. El
resultado de la encuesta se resume en la declaración de De Burgos: ‘De nuestro
plebiscito resulta que la opinión
de España es favorable al divorcio y es indudable que se
establecerá entre nosotros como conquista de la civilización’.
Durante 1905, conoció a las sufragistas británicas en
un viaje financiado a partir de la beca para estudiar los sistemas educativos
de otros países. Cuando regresó, inició una campaña por el sufragio femenino en
una columna del Heraldo de Madrid conocida como El voto de la mujer, que tuvo que cerrar debido a la
presión social. Fundó y dirigió la revista Crítica (1908), de la que apenas
quedó constancia tras el franquismo. Viajó para cubrir la Guerra de Melilla
como corresponsal en 1909, siendo la primera mujer corresponsal de guerra de la historia de España. Un tono antibelicista creciente
caracterizó sus artículos.
En 1911 fue nombrada
profesora especial de la Escuela de Artes y Oficios de Madrid. Fue también
profesora de sordomudos y ciegos, actividad que ejerció hasta su muerte. Como
apuntamos, su faceta como pedagoga siempre se vinculó a su actividad como
escritora y periodista. Su producción literaria y articulista es numerosísima y
abarca un amplio temario: desde belleza y economía doméstica hasta política. En
este campo Carmen de Burgos luchó siempre por los principios republicanos, la
inserción de la mujer en la vida pública y el sufragio, y con este fin fundó en
1920 la Cruzada de las Mujeres Españolas, a imagen de la creada en Portugal por
su gran amiga, la dirigente feminista Ana de Castro. Cerebro intelectualmente
inquieto, en 1908 había fundado la Alianza Hispano Israelita, publicando en su
órgano de difusión la Revista Crítica. Su trabajo como colaboradora lo
desarrolló, entre otras, en las siguientes publicaciones: La España
Artística, La Educación, Álbum Ibero-Americano, La Correspondencia de España,
El País, ABC, Feminal, La Alhambra, El Liberal, Tribuna Pedagógica, Por esos
mundos, La Esfera, El Turbión. Fue redactora de El Heraldo y El
Nuevo Mundo de Madrid. Fue miembro activo de la Asociación de la Prensa y
de la Sociedad de Escritores y Artistas, Ateneo, Protección de la Infancia y
«otras sociedades científico literarias». Fue también la primera mujer
corresponsal de guerra en España.
La periodista
organizó la primera manifestación feminista de España el 30 de
mayo de 1921. El objetivo era presentar un manifiesto con nueve puntos en el
Congreso de los Diputados para conseguir la igualdad. Pocos años después,
publicó el ensayo La mujer moderna y sus derechos, considerada
la biblia del feminismo en España. Un ejemplo más de su espíritu
crítico y de lucha es Puñal de Claveles (1931), que trata la
emancipación de la mujer y la búsqueda de la pasión. Además, trata la
homosexualidad en la novela Ellas y ellos o ellos y ellas.
Falleció siendo
la directora de la Cruzada de Mujeres Españolas y de la Liga
Internacional de Mujeres ibéricas e Iberoamericanas a los 64 de edad
en octubre de 1932, año en el que se aprobó la primera ley de regulación del
divorcio en España, el matrimonio civil y el voto femenino bajo la Segunda
República.
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