Escritora, editora y feminista británica.
"No hay barrera, cerradura ni cerrojo que puedas imponer a la libertad de mi mente"
Virginia, de nacimiento Adeline Virginia Stephen
(Londres, 25 de enero de 1882-Lewes, Sussex, 28 de marzo de 1941), fue una
escritora británica, considerada una de las más destacadas figuras del
modernismo literario del siglo XX y del feminismo internacional.
Vivió en un ambiente intelectual ligado a las letras y a las artes.
La educación de Virginia corrió a cargo de sus padres y aunque no fue a la escuela recibió clases particulares.
Pasaba los veranos en una casa cerca del mar. Surgieron de alli la mayoría de sus recuerdos, muchos de los cuales inspiraron su obra.
Tras la muerte de su padre, se instaló junto con sus hermanos en un piso del barrio londinense de Bloomsbury que, con el tiempo, se convirtió en un lugar de reunión para jóvenes intelectuales y artistas de la época.
En 1912, se casó con Leonard Woolf, con quien montó una editorial , Hogarth Press, en la que publicó sus obras, además de otras grandes escritoras.
En sus escritos utilizaba imágenes que hasta ese momento sólo se habia utilizado en poesia. Sus narraciones trataban de captar la vida cambiante.
Jugaba con el tiempo, no solo el tiempo en la vida de los personajes, sino también el tiempo histórico. Experimentó con los psicológico y emotivo, y desarrollo el monólogo interior.
Escribió también ensayos. Reflexionó sobre la identidad femenina, las condiciones sociales de la mujer y sus relaciones con el arte y la literatura.
Destacó la importancia de tener independencia económica y un espacio propio donde poder desarrollar el trabajo literario.
El 28 de marzo de
1941, Woolf se suicidó. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se
lanzó al río Ouse cerca de su casa y se ahogó. Su cuerpo no fue encontrado
hasta el 18 de abril. Su esposo enterró sus restos incinerados bajo un árbol en
Rodmell, Sussex.
Una
habitación propia es una obra en la que Virginia Woolf reflexiona ampliamente
sobre las mujeres y la literatura, dos temas que le apasionan. Para abordar
este tema se plantea una serie de cuestiones. Una de ellas es destacar la
directísima relación que existe entre la realidad y la literatura. Realmente,
la literatura es o tendría que ser un reflejo directo y sin distorsiones de la
realidad en que vivimos. Pero no es así del todo, según nos cuenta, ya que el
mundo de la literatura está gobernado por hombres que imponen su punto de
vista.
Aparece
en el libro una imagen metafórica muy representativa que compara a la mujer con
un espejo mágico que distorsiona la realidad a favor del hombre: la aparente
inferioridad de la mujer hace que el hombre se crezca, viéndose más fuerte,
inteligente y poderoso de lo que realmente es.
Según
la autora, ¿con qué dificultades se encuentran tanto hombres como mujeres para
escribir buenas obras? Con el tiempo, el espacio y la concentración. Si para
los hombres ya era complicado adquirir la estabilidad mental adecuada, para las
mujeres aún era mucho más difícil. No disponían de habitación propia,
indispensable para respirar tranquilidad y poder concentrarse. Además, la mujer
estaba obligada a superar algún que otro obstáculo más para poder ser
escritora: la idea estereotipada y absurda de la sociedad de la época de que la
mujer, aunque albergara mucho talento, no podía escribir una novela.
Uno
de los personajes (por supuesto femenino) más representativos del libro es Mary
Beton, una chica corriente de clase media que tiene la suerte de poder
disfrutar de dos circunstancias muy importantes para la supervivencia de una mujer
en un mundo donde sólo hay cabida para hombres: el derecho a voto y el disponer
de una herencia de quinientas libras al año durante toda su vida. Sin duda, lo
que le pareció más importante fue la adquisición de unos ingresos dignos que le
permitiesen olvidar el miedo y la amargura de los días en que había de vivir de
la miseria que ganaba realizando trabajos que no la satisfacían, y que era lo
único que a una mujer se le permitía llevar a cabo hasta 1918.
Después
de polemizar acerca de los valores y de los puntos de vista masculinos y
femeninos en la novela, Virginia Woolf nos plantea un esbozo ideal de un plano
del alma en el que hay dos poderes: el masculino y el femenino. El estado ideal
para escribir, dice, sería el de la fusión de ambos, donde los dos poderes
puedan vivir juntos en armonía.
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