Se cumplen veinte años sin Ana Orantes, una mujer valiente que cambió el
futuro para otras mujeres maltratadas. En
el aniversario de su cruel asesinato queremos rendirla este homenaje.
Ana Orantes, fue la primera
mujer español víctima
de violencia de género, que expuso en una entrevista televisiva, la violencia
a la que había sido sometida por parte de su exmarido. Pocos días después del
testimonio en televisión fue asesinada por su expareja, lo
que generó dentro de la sociedad española gran repercusión y visibilización de
la violencia machista, y como consecuencia, la remodelación del Código Penal. Ana fue la
víctima de violencia de género número 59 de 1997. Su testimonio, su valentía,
su forma de denunciar algo que hasta ese momento ninguna mujer se había
atrevido a denunciar, es un ejemplo, para todas las mujeres que sufren o han
sufrido violencia de género y puso la primera piedra sobre la que combatir esta
lacra social.
Ana Orantes Ruiz nació en Granada en
1937. Tenía 19 años cuando conoció a José Parejo Avivar en una celebración.
José era un hombre muy celoso pero debido al romance este aspecto quedó en
segundo lugar para Ana. Se casaron tres meses después de conocerse y se mudaron
a la casa de los padres de él.
Tres meses después de casarse se
produjo el primer ataque de muchos que sufrió. Ana durante los 40 años de
matrimonio, tuvo ocho hijos con su maltratador.
Ana vivió cuatro décadas sometida a
un marido que nunca la había querido y para el que no era más que una pertenencia,
un objeto a su servicio. Éste le propinaba palizas siendo cualquier motivo
"razón suficiente " para ello.
No sólo ella vivió esa suerte. Sus
hijos habían crecido entre maltratos y abusos, además de ser testigos directos
de las crueldades de su padre.
Tras denunciar la situación en
reiteradas ocasiones, la mujer consiguió que una sentencia judicial la separara de su
marido en 1995,
aunque el fallo la obligó a seguir conviviendo con el hombre: ella vivía en el
piso de arriba del chalé con sus dos hijos no emancipados, y su ex marido en el
de abajo.
Así pasaron dos años en los que,
según manifestaron posteriormente los vecinos, las agresiones, peleas y
discusiones entre ellos habían sido frecuentes a pesar de las denuncias que la
mujer interponía contra su exmarido.
Tras divorciarse de su marido, Ana
acudió valientemente el día 4 de
diciembre de 1997 al programa televisivo de Canal Sur,
De tarde En Tarde, para dar testimonio de su situación. Allí, relató con
una firme entereza, a la vez que de manera sobrecogedora, como habían sido sus
cuarenta años en un matrimonio plagado de humillaciones, calvario y maltratos.
Afirmó que la agredía con continuas
palizas, la forzaba "borracho" a mantener relaciones sexuales, la
insultaba constantemente y que con el paso de los años le prohibió visitar a su
familia. Además de, entre otros perturbadores recuerdos, alegó la ya comentada
violencia que su ex-marido ejercía contra sus propios hijos. Fechorías que las
ejemplarizó, aparte de violentarlos corporalmente con intentos de abuso sexual
hacia algunas de sus hijas, a base de tocamientos en las piernas.
Presentó ante todo el país una
realidad que muchas otras mujeres sufrían pero que no se atrevían a mencionar. La
entrevista fue muy comentada por los vecinos y provocó las iras de su ex
marido. Según varios testigos que declararon ante la Guardia Civil,
él prometió vengarse.
El miércoles 17 de diciembre de 1997
hacia las 14:00h, catorce días después de la emisión de esa entrevista
televisiva, José Parejo llevó a cabo su venganza. Después de darle tal paliza a
Ana que la dejó inconsciente, la ató a una silla en el patio del domicilio
familiar, la roció de gasolina y la quemó viva delante de uno de sus hijos
menores, de 14 años que volvía del colegio en ese momento y que fue quien
alertó a los vecinos y estos llamaron a la policía. Cuando la Guardia civil
llegó y apagó el fuego sobre Ana, ya no pudo hacer nada por ella. Ana tenía 60
años.
El asesino, fue sentenciado a 17
años de cárcel.
El asesinato de Ana Orantes cambió
la percepción de la sociedad sobre la violencia contra la mujer. Obligó a los
medios a reflexionar sobre el tema: la cruel realidad de la violencia machista
había entrado en directo en todas las casas de España. Los medios hablaban de
ello sin cesar, las tertulias y los informativos no podían darle la espalda a
lo que ahora se sabía que era un problema real. El asesinato de Ana Orantes provocó
manifestaciones de repulsa y movilizaciones, en las que durante años se pudo
oír el grito de "Ana somos todas". Se sucedieron los homenajes y las
muestras de condolencia. Un problema real y conocido copaba las portadas y
abría informativos.
Fruto de la sacudida, la legislación
española evolucionó para intentar poner fin a la lacra. El primer paso se dio
en 1999, eliminándose la denuncia previa por parte de la persona que sufre los
maltratos como requisito indispensable para perseguir la violencia doméstica.
Pero no era una solución definitiva: el problema era estructural.
Tras un largo proceso de diagnóstico
de las causas de esta violencia, el Parlamento español aprobó por unanimidad la
Ley Integral 1/2004. La nueva legislación no sólo se centraba en medidas
judiciales dedicadas a actuar contra el maltrato, buscaba la prevención. Para
ello se modificaron aspectos de la ley educativa y en las referentes a la
publicidad, en pos de construir una estructura social basada en la igualdad y
no en la violencia.
Los ayuntamientos de Cúllar Vega y La Zubia (ambos
en el área metropolitana de Granada) han puesto el nombre de Ana Orantes a una
de sus calles
En el municipio de Cúllar Vega,
además, se erigió un monumento en forma
de monolito en recuerdo de Ana Orantes y Encarnación Rubio, ambas víctimas
mortales de la violencia machista. Cada año, el 25 de noviembre, se celebra
junto a este monolito el acto institucional municipal del Día Internacional
Contra la Violencia hacia las mujeres.
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