Desde el centro de la mujer de Seseña nos
hemos planteado para este 2017 visibilizar a mujeres que han jugado un papel
relevante en la historia pero que en líneas generales no están presentes en el
imaginario colectivo, en los libros de texto, etc. es decir que no ocupan el
lugar que se merecen.
Hemos decidido comenzar con VERA RUBIN, (1928-2016). Astrónoma
estadounidense pionera en la
medición de la rotación de las estrellas dentro de una galaxia y que demostró
la existencia de la materia oscura.
Rubin no sólo cambió nuestra manera de imaginar el universo, sino que
inspiró a muchas jóvenes muchachas para dedicarse profesionalmente a la
astronomía y luchó denodadamente por la equidad de las mujeres en el mundo de
la ciencia
Hasta que
Vera llegó, la ciencia sostenía que las estrellas más distantes giraban más
despacio. Con su investigación, que tenía en cuenta las leyes de Newton,
descubrió que las estrellas más alejadas del centro galáctico se movían a la
misma velocidad que las más cercanas al interior. Su trabajo contradijo las
normas en las que se basaba la astronomía de la época, pero gracias a su
constancia y a su valor, pudo dar una respuesta satisfactoria a los que le
contradecían, demostrando que en los bordes de las galaxias existía una masa
densa e invisible que ejercía una fuerza sobre las estrellas Así, confirmó la
teoría de la materia oscura que había quedado aparcada en los años 30.
Sus
investigaciones dieron lugar a uno de los avances más significativos del s.XX en
astronomía, pero la Academia nunca reconoció su trabajo y el Premio Nobel se
convirtió en una meta imposible para la doctora Rubin.
Muchos
han asegurado que esta injusticia se debió a la naturaleza de su género y al
machismo predominante en una sociedad de hombres, algo que nunca se pudo
demostrar públicamente, pero que de alguna manera queda claro al observar los
porcentajes: El 99% de los premios de física lo han recibido hombres.
Vera
Rubin nació en Filadelfia en 1928. Gracias al apoyo que recibió de su padre
desde la niñez, pudo desarrollar su talento desde el principio de su vida.
Construyó su primer telescopio de cartón y asistió a reuniones de astrónomos
aficionados hasta que tuvo edad para comenzar los estudios superiores.
En 1948
se licenció en astronomía por la universidad de Vassar. Cuando intento
matricularse en Princeton, le denegaron el acceso por ser mujer, así que
terminó matriculándose en la Universidad de Cornell, donde estudió física. Al
inicio, sus apuntes y observaciones fueron ignorados pro la mayoría de sus
compañeros varones, que la consideraban una intrusa en un mundo al que no
pertenecía.
Más tarde, en 1954, consiguió doctorarse en la Universidad de Georgetown
mientras criaba a sus cuatro hijos y trabajaba a media jornada, lo que la
obligo a realizar la mayoría de sus estudios en casa.
En 1964 se convirtió en la primera mujer que consiguió
una autorización para utilizar un importante Observatorio del sur de
California. Al llegar a las instalaciones, comprobó que no había baño para
mujeres, así que ni corta ni perezosa, recortó un trozo de papel en forma de
falda y lo pegó encima del monigote masculino de la puerta del baño.
Desde 1978 Rubin y su grupo han
analizado más de doscientas galaxias y han mostrado que al menos el 90% de la
materia del universo se halla en forma de materia oscura.
A lo
largo de toda su vida ha luchado el doble que otros para conseguir que su voz
fuera escuchada. Siempre se ha caracterizado por ser una mujer fuerte, decidida
y sin miedo a romper los cánones establecidos. Su extraordinaria carrera le ha
valido numerosos premios, entre los cuales se encuentra la Medalla de Oro de la
Royal Astronomical Society que le fue otorgada en 1993. Sin embargo, el Nobel
le dejó a las puertas, convirtiéndole en la eterna candidata que nunca pudo dar
ese merecido paso al frente.
Datos extraidos de www.culturainquieta.es; wikipedia; mujericolas.blogspot.com.es/
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